Frase de la semana

Las 2 personas más ricas del mundo poseen una fortuna superior al PIB combinado de los 45 países más pobres. 
(N.G.)

dimarts, 22 d’abril del 2008

Día de la Tierra.

Hoy 22 de abril se celebra el Día de la Tierra, un buena excusa para pararse a reflexionar sobre qué le estamos haciendo a nuestro Planeta.

Pese, supuestamente, a ser los únicos seres vivos con capacidad para el raciocinio, somos la única especie que destruye su hábitat. Con ello su medio de vida. Visto des de fuera parece imposible que alguien haga algo así, pero es lo que hacemos día a día.
Muchos animales alteran el espacio en que habitan, normalmente para facilitar su supervivencia. Pero el humano va más allá, y destruye los recursos de los cuales depende para vivir, como el agua o la pesca. Y lo que es más interesante, somos conscientes del daño que estamos haciendo, sabemos como paliarlo pero no hacemos nada.

El Planeta Tierra es nuestra casa, y tenemos que tratarla como tal. Quién en su casa envenenaría el agua que bebe? O escondería basura radiactiva debajo de su cama? O quemaría los muebles? En principio nadie en su sano juicio, pero esto mismo, a mayor escala, lo hacemos cada día.
Lo peor es que en la Tierra no estamos solos, es una casa compartida, con el resto de seres vivos. Así que todo las alteraciones i impactos que hagamos no solo nos afectan a nosotros

Tierra solo hay una. Así que tenemos que cuidarla. No estamos jugando nuestra propia supervivencia. Ya hemos alterado mucho el medio ambiente, pero tenemos las técnicas para paliarlos y evitarlos. Todos los problemas que hemos generado (cambio climático, agotamiento de recursos, contaminación, etc.) podemos corregirlos y aplicar los medios para que no empeoremos la situación
La solución es facil, aplicar el sentido común y criterios de sostenibilidad. Tenemos que actuar en el presente, pensando en las repercusiones futuras. Es simple: si talamos todos los árboles ahora, nuestros nietos no veran ninguno y no sabrán como huele la resina de pino.

Aprovecho este día para pedir a todo el mundo a que aplique el “civismo verde”, des de casa podemos hacer muchas cosas: ahorrar agua, no malgastar electricidad, reciclar, usar transporte público, etc… y exigir a nuestros gobernantes y dirigentes que apliquen los mismos criterios en sus acciones: respetar los parques naturales, no aplicar urbanismo extensivo, proteger la costa, cuidar los ríos, controlar la contaminación atmosférica, etc…

dimecres, 16 d’abril del 2008

Are biofuels sustainable?

En los últimos años ha experimentado un importante crecimiento la producción y uso de los biocombustibles, impulsados por políticas como las de la UE. Pero esto ha hecho plantearse algunas dudas:
Son los biocombustibles una fuente de energía renovable? Son una energía sostenible ambientalmente?

Biocombustible es todo aquel carburante o derivado obtenido a partir de biomasa, normalmente vegetal. Por lo tanto si que podemos afirmar que es una energía renovable, ya que la biomasa lo es. Pero el problema radica en la forma de fabricarlos, que no es demasiado sostenible ambientalmente.
En la actualidad para su fabricación se cultivan grandes extensiones de “cultivos energéticos”, normalmente cereales y caña de azúcar. Para mantener estos cultivos se consume grandes cantidades de energía: tractores, fertilizantes, sistemas de riego, etc. Después los productos han de ser transportados a las plantas de refino, en ocasiones a miles de kilómetros, más consumo de energía. El proceso de síntesis de los biocombustibles requiere mucha energía. Y por último la distribución del combustibles en gasolineras. En global, se consume más energía en su fabricación que la que va ceder el biocombustible en su uso final. Esto se traduce en que se generan más emisiones de CO2, que las que pueden absorber la biomasa de la cual procedía. Por lo tanto deja de ser sostenible.

Además del problema de las emisiones y del balance energético, existen otros no menos importantes. Como el encarecimiento del precio de los cereales para consumo humano, ya que es más rentable destinarlos a biocombustibles. O la deforestación de grandes zonas de selva para destinarlas a cultivos energéticos.

La solución seria no utilizar biomasa virgen para la fabricación de biocarburantes, sino usar residuos vegetales: restos de siega y cosechas, restos de podas forestales, residuos del prensado de uva y aceitunas, aceites vegetales usados, residuos orgánicos, etc… existe un amplio abanico de bicombustibles, muchos de ellos posibles de generar a partir de residuos. Aunque su proceso de fabricación requiere gran consumo de energía, pero no su producción, y además es una buena salida de gestión de algunos residuos.

Lo que es un error es considerar los biocombustibles como la alternativa a los derivados del petróleo. Por un lado porque plantean problemas similares, las emisiones a la atmósfera; y por otro porque si quisiéramos sustituir todo el consumo de petróleo por biocombustibles, necesitaríamos un par de planetas como el nuestro para poder generarlos. Es inviable ambiental, económica y energéticamente. Sobre todo por su consumo para transporte.
Hay que verlos como una solución de transición hacia los combustibles verdaderamente renovables y sostenibles, como el hidrógeno. Y esto ha de ir acompañado de un cambio en nuestro modelo de vida, y sobre todo de la forma de movernos. Cualquier nuevo combustible “verde” que inventemos, seria incapaz de mantener el sistema de transporte actual. Hay que dejar de depender del transporte por carretera, tanto de personas como mercancías. Se deben de diversificar a otras formas más sostenibles y eficientes energéticamente como el tren. También es necesario hacer un uso de la energía en industrias y hogares, no derrocharla en electrodomésticos innecesarios o alumbrados que no aportan nada.

El proceso de cambio a energías renovables va a ser duro en todos los ámbitos y sectores, y requiere de un gran esfuerzo de mejora de eficiencia de uso de la energía y de ahorro energético. Porque las energías renovables plantean limitaciones, pero tienen muchos beneficios ambientales. Y merece la pena hacer el esfuerzo, para poder seguir gozando de las maravillas del planeta Tierra.

dimecres, 9 d’abril del 2008

La sed de Barcelona tiene solución.

A continuación os publico un interesnte artículo de Pedro Arrojo sobre la sequía en Barcelona. Publicado el pasado fin de semana en El País. Creo que la opinión de un experto como él en gestión de agua, puede aportar mucha luz al problema.

La sed de Barcelona tiene solución
Una opción razonable para la escasez de agua en Barcelona sería organizar la cesión de derechos de riego al área metropolitana mientras dure la sequía, a cambio de las pertinentes compensaciones económicas.
La sequía aprieta en Cataluña y pone de nuevo sobre la mesa el debate sobre el agua, que vuelve a usarse como arma política. Ante todo, es importante aclarar que, más allá de la grave situación de emergencia actual, Barcelona tendrá asegurada la provisión de recursos hídricos en un futuro cercano, incluso en circunstancias de sequía extrema. Barcelona vive sobre un acuífero: el que forman las aguas subterráneas del aluvial del Besòs y del Llobregat. De hecho, el metro de Barcelona ha venido bombeando en el pasado millones de metros cúbicos al año para evitar que se inundaran sus galerías.
El problema, al igual que en otras cuencas y comunidades autónomas, es que hemos contaminado de forma irresponsable esos acuíferos. Aunque la Directiva Marco del Agua nos obliga a cuidar el buen estado de las masas de agua, recuperar un acuífero puede requerir décadas. Sin embargo, obtener hoy aguas de calidad de esos acuíferos es perfectamente viable, aplicando una ósmosis inversa, similar a la que permite desalar aguas marinas. Hoy, con las nuevas tecnologías disponibles (cámaras isobáricas, membranas de baja presión...) podemos obtener aguas excelentes de esos acuíferos por menos de 0,25 euros por metro cúbico (€/m3); y conviene recordar que un metro cúbico son mil litros. En todo caso, Barcelona, al igual que el resto de ciudades costeras, dispone del mar, que puede ser fuente de aguas desalinizadas por ósmosis inversa, incluso en circunstancias de sequía, por apenas 0,4 €/m3.

Respecto al clamor demagógico de esas "aguas que se perdieron en el mar" durante la última crecida del Ebro, de nuevo sería necesario llamar a la sensatez a quienes tienen la obligación de disponer de información y de un mínimo de formación. Más allá de la importancia ecológica de esas crecidas y de su vital trascendencia para las pesquerías marinas, cuando un río baja en crecida, sea el Ebro, el Júcar o el Segura, lo único que se puede hacer es evacuar caudales al mar. Por un gran canal, para eventuales trasvases, apenas podría derivarse el 2% de una riada ordinaria.

Ante los agrios debates reabiertos, es necesario aclarar que los trasvases son una pésima estrategia para prevenir y gestionar sequías. La razón radica en que las sequías no son locales sino regionales. En nuestro caso suelen afectar, cuando menos al área mediterránea. Por ello, cuando el Segura entra en sequía, el Júcar, el Ebro y el Llobregat suelen sufrir también, en una u otra medida, estrés hídrico. El propio Plan Hidrológico promovido en su día por el Partido Popular preveía, eso sí, en la letra pequeña de los anexos, que el 20% de los años, es decir, los años de sequía, no se podría trasvasar ni un metro cúbico.

La Agencia Catalana del Agua es consciente de todo ello y, de hecho, tiene diseñado un plan muy razonable basado en las opciones de desalar aguas de mar y desalobrar aguas del acuífero del Llobregat (la desalobración del acuífero del Besòs ya está en servicio). El problema es que la gran planta de ósmosis inversa del Llobregat, en construcción, que ofrecerá 200.000 metros cúbicos al día, por desalación de aguas marinas o de aguas del acuífero, no llega a tiempo para resolver las angustias actuales.

Se trata, por tanto, de poner en marcha un plan de emergencia coyuntural muy especial, que probablemente no haya que reeditar nunca más en el futuro. Un plan en el que hemos de poner sobre la mesa todas las posibilidades, para acabar escogiendo las que sean más razonables desde el punto de vista ambiental, social y económico.

La ministra Narbona, en su primera intervención sobre la cuestión, ofreció una opción muy razonable: organizar con urgencia lo que se denomina en la Ley de Aguas un "centro de intercambio", similar a los famosos bancos de agua de California. Tal centro debería negociar la cesión de derechos de riego al área metropolitana de Barcelona, mientras dure la sequía, a cambio de las pertinentes compensaciones económicas. A principios de los noventa, Sevilla sufrió dramáticos cortes de agua que afectaron a cientos de miles de familias. Hoy, probablemente, pocos recuerden cómo se resolvió la situación. Pues bien, no fue preciso ni un trasvase desde el Miño, ni una desaladora en Sanlúcar. Bastó con un anuncio en prensa que ofrecía 7 pesetas por metro cúbico a los regantes del Bajo Guadalquivir que quisieran ceder caudales a Sevilla (por entonces, regando arroz o algodón obtenían un beneficio neto que no llegaba a 4 pesetas por metro cúbico).

Obviamente el regadío en Cuencas Internas de Cataluña no es el del Bajo Guadalquivir; pero esta opción puede ofrecer caudales no despreciables. Aunque en el Llobregat, al parecer, ya se han intercambiado las aguas de riego por retornos depurados, y en el Besòs hay poco regadío, habría que explorar a fondo todas las posibilidades, incluyendo los regadíos del Ter. Regadíos que demandarían compensaciones de cierta entidad, al estar en juego cosechas de fruta y hortaliza. Sin embargo, reservando caudales para garantizar la vida de los árboles, la compensación de las cosechas sería el único coste a cubrir, al existir infraestructuras de transporte a Barcelona. Desgraciadamente, en esta ocasión, el Ter también sufre la sequía y hay escasos caudales de riego.

El transporte de aguas en barco desde el sur de Francia debería suponer menos de 5 €/m3. Sin embargo, la premura de la situación y la falta de escrúpulos de las navieras están disparando los costes. Por otro lado, un trasvase de emergencia desde el Alto Segre tiene varios problemas: en primer lugar, el Segre, que también está en sequía, no ofrece hoy por hoy caudales disponibles; por otro lado, si llegara a haber caudales, los regantes leridanos reclamarían sus derechos; y por último, los movimientos ciudadanos del Bajo Ebro reclamarían esas aguas para preservar el Delta. La opción de trasvasar desde el Alto Segre sólo caudales adquiridos previamente a los regantes, permitiría garantizar en el Delta el mismo caudal que hubiera llegado si no se produjese ese trasvase coyuntural. En todo caso, el coste del metro cúbico podría elevarse por encima de 3 o 4 €/m3, sobre todo por la amortización de unas obras que sólo servirían en esta ocasión, para luego desmontarse.

El resto de opciones de trasvase barajadas, en ningún caso llegarían a tiempo para resolver la emergencia en cuestión y, por tanto, deberían contrastarse con la alternativa de desalación en curso, explicada anteriormente. A este respecto convendría recordar que hace ya más de una década, los presupuestos previstos para el trasvase del Ródano suponían 0,7 €/m3. Hoy no sería menos de 1 €/m3; es decir, cuatro veces más que desalobrar aguas del acuífero y más del doble que desalar aguas marinas.

Me temo que el calendario electoral y la irresponsabilidad política de unos y otros nos han llevado a un punto en el que, una situación de por sí difícil se está convirtiendo en mucho más difícil. Y hablo de irresponsabilidad de unos y otros porque, más allá de las responsabilidades evidentes de la Generalitat, debemos considerar las de una oposición dispuesta a transformarlo todo en arma electoral.

En este contexto se puede comprender, aunque no justificar, la tardanza en abordar los pertinentes procesos de negociación con las diversas partes implicadas en posibles soluciones. Emergen incluso responsabilidades del Gobierno central y de Gobiernos autónomos, como el de Aragón y el de Navarra, a la hora de asumir los caudales ambientales mínimos en el Delta que los expertos propusieron hace ya tiempo. Ello exige, de una vez por todas, redimensionar las pretensiones insostenibles de nuevos regadíos en estas comunidades, e incluso en Cataluña, donde la Generalitat sigue promoviendo enormes superficies de nuevos regadíos. Mientras esto no quede claro, cualquier propuesta de trasvases desde la Cuenca del Ebro contará, y con razón, con una fuerte oposición, cuando menos en el Delta.

Se dice que no hay mal que por bien no venga. Esperemos que así sea y que este mal trago nos lleve a organizar adecuadamente nuestra inteligencia colectiva frente al cambio climático.

Pedro Arrojo Agudo.
Departamento de Análisis Económico de la Universidad de Zaragoza.

dimarts, 1 d’abril del 2008

Catalunya té molta set.


Continua la sequera, i no s’esperen gaires pluges en un futur pròxim. La situació és crítica, i això a portat a la, mal anomenada, guerra de l’aigua. On els polítics i dirigents, en veure que el problema s’els escapa de les mans, comencen a plantejar solucions “a lo loco”: transvasaments, portar aigua en vaixell, desaladores, etc.

La principal causa de la sequera no és la manca d’aigua, és la manca de planificació. Des de fa més de deu anys que no es fa cap actuació preventiva de la sequera, ni cap obra per augmentar els recursos hídrics disponibles. Això en un país mediterrani com el nostre és fatal, i ara estem patint les conseqüències.


En els últims anys la demanda d’aigua no parat de créixer, però els recursos disponibles no han crescut i fins i tot han disminuït. Si li sumem un període de manca de pluges importants i una tendència al alça de les temperatures, tenim com a resultat unes de les pitjors sequeres del últims anys.


La millor manera de prevenir situacions de sequera extrema és la planificació. Primer s’ha de conèixer els recursos dels quals es disposa i determinar la demanda que poden suportar. I així engegar tot un seguit de mesures per tal ajustar la demanda als recursos disponibles: modernització del rec, no autoritzar cap camp de golf més, contenir la construcció extensiva (segones residències), regular les piscines privades, modernització de la xarxa de subministrament d’aigua, campanyes d’estalvi d’aigua a les llars, etc. A més de les obres hidràuliques que calguin, sempre sota el criteri de sostenibilitat, com poden ser desaladores, connexions entre conques, sistemes de recollida d’aigua de pluja, etc.
Sense planificació es podria donar el cas següent: al Prat de Llobregat s’està construint una desaladora que donarà 60 Hm3 a la regió metropolitana. No estarà en funcionament fins d’aquí un any. Si durant aquest temps no contenim la demanda, succeirà que el dia de la inauguració estarem com actualment, perquè caldran 60 Hm3. I la manca d’aigua no l’haurem solucionat.


Però tot això és el que no s’ha fet. Ara el que toca és admetre l’error i buscar solucions, però amb sentit comú. Esta clar que, si no plou, caldrà portar aigua de d’on hi hagi. Però el Segre no és la millor opció. És un riu de cabal molt irregular, i un transvasament podria causar danys irreparables a aquesta conca. L’Ebre es va descartar en el seu dia, molt encertadament, i per tant no cal ni plantejar-ho. Portar aigua en vaixell, ambientalment es una aberració (pel consum de combustible), però com solució temporal d’emergència pot ser vàlida.

S’hauran de buscar més, perquè la sequera va per a llarg. Però s’hauria de buscar solucions que no només fossin un nyap temporal, sinó que serveixin en el futur.


Per acabar demanar al governs que admetin el seu error i apliquin sentit comú i que siguin conseqüents, i a la ciutadania que estalviï aigua.